(Hablando) 

Luis Ernesto y Giovanni Rozo, si supieran lo que sentí cuando ella tan fácilmente me dijo: 



Ya tengo quien me quiera, 
ya tengo quien me mime, 
ya no me da tristeza, 
ya no hay quien me lastime. 


Me dijo, me dijo, 
que le ha costado mucho 
entregarse a otro hombre, 
que eso ha sido muy duro, 
que casi no responde, 
pero tenía que hacerlo porque 
yo no le daba todo el amor, 
y que sólo la hacía estremecer, 
en el momento de la pasión,
y después yo me alejaba, 
la ignoraba sin razón, 
y ella triste se quedaba 
con todo lo que hacía yo 
pese a que le dolía el alma, 
pero ya todo cambió. 



Compadre El Turco Castellanos, así es como se hacen los hombres. 

Para el orgullo de la señora Bernarda, el gran Jimmy Herrera. 

Para los hijos de la gran Nana, Lorena y Paquito Herrera. 



Yo siempre había creído, 
que siempre serías mía, 
estaba convencido 
que mucho me querías, 
por eso, por eso, 
me sentía muy seguro, 
que por mi te morías, 
me creí dueño del mundo, 
que siempre me amarías, 
pero ese fue mi más grande error, 
nunca debí portarme tan mal, 
ni aprovechar que yo era tu amor, 
sólo pensaba en mí nada más, 
y me hice el ciego al ver su dolor, 
y ahora el dolor me quiere matar, 
pensé que no iba a sufrir 
si ella buscaba otro amor, 
que lo mismo iba a sentir 
si a otro daba el corazón, 
pero me sentí morir 
cuando ella me dijo hoy: 



Pero como tú, nadie me ama, 
contigo me sentía más mujer, 
y sentía que hasta el cielo tocaba 
cuando me llenabas de placer, 
pero cuando todo terminaba, 
también se acababa tu querer.